Resumen de SIDDHARTHA de Hermann Hesse
PRIMERA PARTE
En
la primera parte del libro se relata que Siddhartha era el hijo de un brahmán o sacerdote hindú que había crecido junto a su amigo Govinda, igualmente hijo de un brahmán. El libro narra el tiempo en que Siddhartha comenzaba a participar en las conferencias que realizaban los sabios
y entrenaba sobre el arte de la contemplación, y aun secretamente él
pronunciaba ya el Om, la más sagrada sílaba del hinduismo.
Él
era un joven cautivador y sus padres se sentían muy orgullosos de él por ser
inteligente, fuerte,llenando de alegría el corazón de su madre, al igual que
de amor a las doncellas solo con verlo pasar. De todas las personas que
apreciaban a Siddhartha, Govinda era quien más lo admiraba y pensaba que su
amigo no sería un brahmán común, ni ocuparía cargos simples, él sabía que se
convertiría en alguien grande y a dónde fuere, Govinda lo seguiría y lo
acompañaría.
A
pesar del amor que todos le profesaban a Siddhartha, él no era feliz, ya que
dentro de él había un descontento. Comenzaba a preguntarse si los sacrificios
religiosos que se ofrecían a los Dioses y demás actividades que se realizaban,
tenían un sentido real, y si le conducirían al descubrimiento del Atman, y
aunque conocía a muchos brahmanes venerables, no estaba seguro de si ellos le
guiarían hacia el camino correcto.
Un
día pasaron por la ciudad tres samanas, cuyas edades no se podían distinguir, solo se
observaba en ellos el polvo, el cuerpo quemado por el sol y un aspecto hostil
hacia los demás. Este evento produjo una inquietud en Siddhartha, quien decidió
que se uniría con los samanas para convertirse en uno de ellos y se lo comunicó
a Govinda. Posteriormente fue a decírselo a su padre quien al principio no
aceptó, pero al ver pasar las horas y la firme decisión de Siddhartha, no tuvo más
remedio que dejarlo ir.
En
la noche él y Govinda alcanzaron a los samanas y les ofrecieron su compañía y
fueron aceptados. Durante su permanencia, Siddhartha solo comía una vez al día
y vestía un taparrabos. Todo lo que miraba a su alrededor se volvía ajeno a él, ya que su meta era quedarse vacío y no llegar a sentir nada para poder
desprenderse de su yo. Según las enseñanzas de los samanas, Siddhartha aprendió
a alejarse del yo, pero no lo logró del todo. Durante una plática con Govinda,
le comentó su descontento al no lograr su objetivo y aunque aceptó haber
aprendido mucho, decidió abandonar a los samanas.
Comenzaron a escucharse rumores acerca de una doctrina y de Gotama, que
era un famoso maestro. Los dos emprendieron el viaje para conocer a ese sabio tan venerable y al llegar al lugar de la doctrina, escucharon atentos
cada palabra pronunciada por el buda y quedaron perplejos al observar el
semblante tranquilo y feliz de aquél maestro. Al final del día Govinda había
decidido afiliarse a Gotama, no así Siddhartha, que había resuelto partir pues
opinaba que ninguna doctrina ni ningún maestro podrían explicarle lo que
buscaba saber, ya que el secreto debía estar dentro de él. Al abandonar al
grupo, y separarse de su amigo, Siddhartha se da cuenta de que ha madurado y
que ha abierto a los ojos a una nueva realidad y decide empezar un nuevo
camino.
SEGUNDA PARTE
Durante el andar de su nueva vida, Siddhartha observaba cada cosa a su
alrededor, el canto de los pájaros y el azul del cielo, y a cada paso se daba
cuenta de todo lo que el mundo había cambiado y no podía creer que todo eso
había existido antes y él no se había percatado.
Una
noche mientras dormía en la cabaña de un barquero, tuvo un sueño. Govinda
aparecía frente a él y le reprochaba tristemente el por qué de su abandono. Al
amanecer le pidió al barquero que le llevara al otro lado del río y le
agradeció todo lo que había hecho por él.
Cuando llegó al pueblo observó a toda la gente andar y desenvolverse en
sus actividades cotidianas, aunque al verlo vestido como samana, la gente se
mostraba tímida y huidiza. A su paso encontró a una mujer y le preguntó cuánto
faltaba para llegar a la gran ciudad, ella provocó el deseo sexual de
Siddhartha, pero finalmente, y a pesar de jamás haber tocado a una mujer, pudo
resistirse y siguió su camino.
Ese
mismo día llegó a la gran ciudad y se sentía muy contento por encontrarse de
nuevo entre la gente. Observó a varias personas cargando cestos, y entre ellos
iba una mujer muy hermosa a la cual le dedicó un saludo que ella correspondió.
En cuanto pudo, Siddhartha investigó que el nombre de aquélla mujer era Kamala
y que ella poseía una casa en la ciudad.
Al
día siguiente fue dónde el barbero para que le afeitara la barba y le cortara
el cabello para después bañarse en el río. En la tarde se encontró con Kamala y
ella lo reconoció como el samana que un día antes la había saludado. Siddhartha
le propuso aprender con ella el arte del amor, pero ella respondió que era necesario
que él poseyera ropa elegante y que le obsequiara costosos regalos. Al día
siguiente él volvió con Kamala y ella le tenía lista una cita con Kamaswami, un
rico comerciante de la ciudad.
Cuando el comerciante y Siddhartha se encontraron comenzaron a platicar
sobre sus formas de vida, uno como samana y otro como comerciante. Siddhartha
dijo saber hacer 3 cosas que servían mucho en la vida: pensar, esperar y ayunar
y muy pronto convenció al comerciante de la utilidad de dichas habilidades. Al
poco tiempo le entregaron nueva ropa y zapatos, y siguiendo el consejo que le había dado Kamala, se hizo valer ante el
comerciante.
Fue
así que Siddhartha pudo cumplir con las condiciones puestas por Kamala para ser
su guía en el arte del amor, por lo que pasaba días enteros con ella,
aprendiendo lecciones a diario. A pesar de que el comerciante le enseñaba todo
acerca del comercio a Siddhartha, se daba cuenta de que el alma de este samana
no se encontraba en esa actividad, ya que sólo veía los negocios como un juego,
a pesar de eso, era mucha la gente que se acercaba a él para entablar negocios
con él o para pedirle compasión.
Después de mucho tiempo Siddhartha tenía una
vida llena de placeres, ya se había hecho rico y aprendió a comerciar, sabía
manipular a las personas y se acostumbró rápidamente a los lujos, a usar ropa
elegante y comer cuantiosamente; se dio cuenta que cada vez se parecía más a la
gente, a todos los hombres que él había juzgado anteriormente y sentía por él
mismo desprecio, ya que todo se centraba ahora en el ganar y perder dinero.
Un
día después de darse cuenta de su situación, fue a sentarse debajo de un árbol,
y se puso a pensar en todo el camino que había recorrido durante su vida.
Recordó cuando decidió, después de dejar a los samanas, a Gotama y a Govinda,
que solo haría caso a su voz interior, ya que ella le indicaría el peligro o la
aceptación de tal o cual situación. Se dio cuenta de que esa voz ya casi había
desaparecido y que a pesar de los placeres de su vida, no había llegado a la
cumbre. Él se había esforzado por ser como las demás personas, pero no estaba
conforme con la vida que había llevado hasta entonces.
No
pasó mucho tiempo para que Siddhartha abandonara el jardín, la ciudad y a Kamala y
aunque el comerciante Kamaswami lo buscó, Kamala no se sorprendió y dejó de
recibir su visita en su casa. Poco después se dio cuenta de que había quedado
embarazada después de su último encuentro con Siddhartha.
Cuando Siddhartha se alejó de la ciudad, anduvo caminando por el bosque,
pensaba que no podría volver después de todos los excesos que había vivido, por
un momento, al llegar al río que cruzó hacía muchos años, cuando dejó a Govinda
y a Gotama, pensó en desaparecer bajo el agua y morir ya que sería lo único que
le curaría el dolor que sentía, pero en ese momento sintió que una voz, una
palabra le hablaba y le hacía desistir de su decisión, era el Om y entonces
comprendió que había errado en tan solo tener ese pensamiento y cayó entonces
en un profundo sueño debajo de un árbol.
Al
despertar de su sueño, se sentía renovado y rejuvenecido y observó frente a él
a un monje que de inmediato reconoció. Era Govinda, él le explicó que había
velado su sueño al verlo debajo de aquél árbol y Siddhartha le agradeció al
tiempo que se dio cuenta de que su amigo no lo había reconocido debido al paso
del tiempo y a la vestimenta que ahora portaba. Los amigos se observaron
durante largo tiempo, pero a Govinda le surgió la duda acerca de lo que era
ahora Siddhartha y se marchó.
Siddhartha recordó que durante su permanencia en la ciudad, había
olvidado las tres artes que le habían servido siempre durante su vida: pensar,
esperar y ayunar. Se dio cuenta de que era de nuevo como un niño, y no sabía ni
había aprendido nada. Pensó que había sido bueno probar aquello que aunque
siempre había despreciado, no había vivido y qué mejor que tomar parte de esa
experiencia y no solo dejarse llevar por lo que le habían contado, así moriría
el Siddhartha de antes y renacería en una nueva persona, que buscaría amar a todo
su alrededor como no lo había conseguido antes. Pensó también que no había
tenido resultado su lucha contra ese yo, sin embargo, lo
había logrado ahora después de darse cuenta de todo lo que había vivido en la
ciudad y de tomar ese sueño debajo del árbol al escuchar el Om.
TERCERA PARTE
Siddhartha pensó que quería quedarse a vivir junto al río y aprender de
él, escuchar todas sus enseñanzas y sus secretos. En ese momento volvió a ver
al barquero que hacía tiempo le había cruzado el río después de darle alojo
durante una noche, le pidió que le cruzara el río, el barquero lo reconoció y
Siddhartha le contó la historia de su vida, surgió entonces en él la necesidad
de solicitarle al barquero que le permitiera permanecer junto a él como su
aprendiz y vivir en su cabaña y así iniciar una nueva búsqueda de aprendizaje
junto al río.
Siddhartha
aprendió a manejar la barca , a recoger frutos y arroz para vivir, pero él
apreciaba lo que el barquero le enseñaba y aún más lo que aprendía del río. La
tranquilidad y la paz con la que vivían despertaban en algunos viajeros la
confianza de contarles sus penas y pedirles consejo. Durante esos días también
transportaron a unos monjes, que eran discípulos de Gotama, se dirigían a verlo
ya que se decía que estaba en su lecho de muerte.
Entre los varios viajeros un día emprendió el viaje Kamala , quien
después de haber sido una famosa cortesana, había donado todas sus pertenencias
y era ahora también seguidora de la doctrina de Gotama. Ella viajaba con su
pequeño hijo, el niño era caprichoso por lo que antes de cruzar el río tomaron
un descanso y durante su sueño, una víbora mordió a Kamala. El barquero escuchó
sus gritos y la llevó a la cabaña para auxiliarla, fue entonces cuando
Siddhartha y Kamala se reconocieron y recordaron aquellos momentos que habían
vivido juntos. En su lecho de muerte, ella le explicó que el niño que la
acompañaba y que era tan parecido a él, era su hijo, pocas horas después, ella
murió.
El
niño estuvo presente durante el funeral de Kamala y se sentía desconcertado
después de haberse enterado que Siddhartha era su padre. Éste por su parte, se
dio cuenta de que el niño no lo conocía y por lo mismo no le guardaba ningún
tipo de cariño. Al pasar los días también se percató de que no sería fácil
entablar una relación con su hijo, pues el niño se comportaba frío con él y
además estaba acostumbrado a la buena vida y a la riqueza.
Al
tener Siddhartha a su hijo junto a él, se sintió identificado como un ser
humano tal como los demás y aunque se daba cuenta de lo difícil que era darle cariño y dedicación a un ser que no le amaba, sentía que
protegerlo era una necesidad.
Por
su parte el barquero Vasudeva solo le observaba sin decir nada, hasta que un
día se animó a compartir lo que pensaba respecto al trato entre Siddhartha y su
hijo. Le expresó que tenía que dejarle libre ya que el niño pertenecía a otro
mundo y tenía otras aspiraciones que solo quedarse a vivir en esa cabaña junto
al río, y que al igual que él, algún día encontraría su destino y ni su
protección ni su consejo cambiarían el rumbo que su vida tendría que tomar.
Estas palabras hicieron reflexionar a Siddhartha pero aún así le resultaba muy
difícil renunciar a su amado hijo. Una noche el muchacho robó el dinero que
tenían ahorrado los barqueros y, por medio del bote, se trasladó hacía el otro lado
del río. Siddhartha tuvo la necesidad de ir tras él para protegerlo de los
peligros del bosque, mas cuando llegó hasta la ciudad, se quedó con la mirada
fija en la que fuera la casa de Kamala y se dio cuenta de que no podría
encontrar ni detener a su hijo. Cavilando recordó todas aquellas experiencias
que tuvo en su vida pasada, como comerciante, amante y jugador, y fue entonces
que volvió a pensar en el suicidio, pero nuevamente el Om, lo salvó, y así
regresó a la cabaña junto a Vasudeva.
La
herida que la partida de su hijo le había dejado en el corazón no
había sanado, y más aún porque durante mucho tiempo transportó en la barca a
muchos viajeros que iban con hijos y él pensaba el por qué se le había negado esa oportunidad, y aunque era ya más sabio, y no le faltaba nada, sentía
envidia de aquéllas personas, sin embargo, se daba cuenta de que era igual que
los demás seres humanos solo que él conocía lo que pocos: la conciencia y la
unidad de la vida.
Un
día decidió emprender de nuevo el viaje al otro lado del río con el fin de
buscar a su hijo, pero durante el camino, escuchó que el río se reía de él y al
reflejarse en el río, vio también la imagen de su padre junto a él y la de su
hijo, y pensó que tal vez él también tenía que vivir el sufrimiento que años
atrás le había hecho sentir a su padre cuando decidió unirse con los samanas.
Entre tantos pensamientos Siddhartha decidió ir a confesarle toda su vida a
Vasudeva con el fin de consolarse y expresar todo lo que realmente pensaba y
sentía, conforme pasaba el relato, se dio cuenta que la presencia de Vasudeva
cambiaba, y que no tenía el aspecto de un barquero, ahora lo veía como a un
venerable. Al terminar de hablar, el barquero guió a Siddhartha hacia el río
para que escuchara con atención y se diera cuenta de que no tenía una sola voz,
que no solo reía o lloraba, sino que el río era todo en uno y representaba la
unidad de la vida. En ese momento Siddhartha dejó de sufrir y se apoderó de su ser, la serenidad y la tranquilidad.
En
algún momento Govinda se encontraba descansando en el jardín que Kamala había
donado para los discípulos de Gotama y escuchó hablar de un barquero que vivía
junto al río y que ahora era considerado como un gran sabio. La necesidad de
conocerlo llevó a Govinda hacia el barquero. Comenzaron a platicar acerca de la
búsqueda y el camino de la verdad y Siddhartha le explicó que quizá había
buscado mucho sin haber encontrado su camino, y que aún más importante que buscar
es encontrar ya que significa ser libre.
Así, Govinda reconoció a Siddhartha y se alegró de haberlo encontrado y
le pidió que le hablara acerca de su doctrina o de los pensamientos que guiaban
su vida. Siddhartha le dijo que había comprendido que la sabiduría no puede
comunicarse, el conocimiento por su parte sí, pero la sabiduría se obtiene a base de
cada experiencia que cada persona tiene. El mundo, le dijo, no es imperfecto, pues el bien y el mal, el Sansara y el Nirvana, son uno mismo y se pertenecen,
y son más importantes los hechos que cualquier palabra u oración. Al escuchar
las sublimes palabras proferidas por su amigo, Govinda se acercó a Siddhartha y
le besó la frente, a pesar de los conflictos que había dejado en su interior la
doctrina de Gotama y los pensamientos de Siddhartha. Así, lo vio transformarse
en todas las cosas existentes, en animal y planta, en hombre y mujer, y su
rostro había cambiado, era paciente y tranquilo, entonces Govinda se percató de
que Siddhartha había llegado a la perfección.
CONCLUSIÓN
En
esta obra se muestra a un personaje cuya meta era lograr la perfección. Pienso
que en principio siguió el camino equivocado, al sentirse un ser superior a los
demás, y al desear separarse de lo que él llamaba su Yo, ya que ningún ser
humano puede ser perfecto y en su interior existen particularidades positivas y
negativas que caracterizan a cada persona, y no se puede llegar a la perfección
solo por elegirlo sin antes haber experimentado ambos caminos y decidir cuál es
nuestro destino.
Las
tres cualidades que Siddhartha relataba como lo que le guiaron en su camino: el
ayunar, pensar y esperar, son actitudes difíciles de lograr, pero al leer esta
obra pude analizar que en realidad son útiles para lograr los objetivos que nos
propongamos en nuestra vida. El ayunar pudiera representarse con el control de
los excesos y de las malas actitudes ante cada situación que vivimos, debido a
que muchas veces son obstáculos que nosotros mismos nos ponemos y que no nos
permiten llegar a nuestras metas. El pensar es una actividad que raramente
realizamos, no analizamos cada cosa que se encuentra a nuestro alrededor, y
como lo menciona el libro, en lugar de vivir el presente y valorar la realidad,
nos llenamos de pensamientos del pasado y del futuro, y no nos damos cuenta de
lo que somos capaces de realizar a través del pensamiento y la concentración.
Por último, el esperar significa tener paciencia y conciencia de lo que se
desea y de la manera que elegiremos para obtener nuestros objetivos, no adelantarse
a los hechos ni llenarse de prejuicios y poner todo el esfuerzo para que lo que
deseamos se realice.
En
la parte en donde Siddhartha se introduce en el mundo de los humanos y goza de
los placeres de la vida, a pesar de contradecir su ideología, se puede
descubrir que cada persona, durante su vida, es vulnerable al transitar por
buenas y malas experiencias y vivir en un vicio o del libertinaje. Pero a pesar
de eso, cuando nos damos cuenta de cada situación que hemos vivido y las
analizamos, ya no pueden ser llamados errores del pasado, puesto que se vuelven
experiencias que nos permiten crecer como seres humanos, rectificar lo que
creemos que hemos hecho mal y mejorar lo
que y nos dio felicidad.
Finalmente, Siddhartha alcanza la perfección al percatarse de que no
existe el bien ni el mal sino que todo es una unidad y todo se retroalimenta.
Me parece acertado reconocer que no existen seres inferiores ni superiores,
tanto entre la raza humana como entre las especies, ya que todos nos
pertenecemos y obtenemos algo de cada cosa.
Alcanzar el nivel de sabiduría que obtuvo Siddhartha, es difícil, pues
significa tener control sobre nuestras emociones, percibir el mundo tal y como
es, no juzgar ni hacer diferencias entre lo existente, y no dividir al mundo
entre lo bueno y lo malo. Esto es algo que no puede obtenerse a través de la
enseñanza de una persona o una doctrina, sino que tal y como lo explica la
obra, es necesario vivir las experiencias y a partir de ellas alcanzar la perfección.